martes, 13 de octubre de 2009

EL ORGULLO HUMANO

El ser humano en general se enaltece pretendiendo diferenciarse de los animales por su “avanzada inteligencia” pero vamos a hacer un pequeño recorrido. Alguna vez escuché que existe más distancia entre el hombre promedio y un genio que entre el hombre promedio y un simio.

La evolución le ha dado diferentes sentidos a algunos animales, unos que nosotros no podemos ni imaginar en un ser humano. Sin embargo seguimos orgullosisimos de una inteligencia que evolutivamente podría considerarse incompleta, porque en el mejor de los casos no la utilizamos para complicar nuestra propia existencia. Si la inteligencia nos hará daño o dejamos de utilizarla la perderemos invariablemente.


Me refiero a que esa llamada inteligencia no nos alcanza para explicarnos el mundo que nos rodea, no nos alcanza alcanza para entender al otro, ni siquiera a nosotros mismos... Así que como diría Sonia, que bonito ha de ser ser pendejo.


La inteligencia tiene características interesantes como un atributo de la raza humana, tiene una evolución independiente en cada uno de nosotros, se construye a partir de las experiencias que vivimos, se alimenta de nuestro cuerpo, de emociones, de los sentidos, pero lo más importante es la traducción que hacemos de todas esas cosas que percibe nuestra mente, a nuestro propio idioma.


Ahora cobra sentido ésta reflexión en el espacio que trata sobre la homosexualidad, existen teorías biológicas, psicológicas, sociológicas, religiosas y personales sobre el origen de la homosexualidad, pero intentar explicarlo se convierte en una odisea, ya que la única persona que puede tener cierta noción de lo que sucede es el mismo homosexual y puede ser diferente en cada caso, habrá quien crea que se nace o se hace. Si pensamos que “se nace” sería más correcto decir que “nos nacen” nosotros no tenemos la idea de salir del útero en ése momento y entonces podemos señalar como factores homosexualizadores a “los otros”. Si pensamos que se hace convertimos la homosexualidad en “una decisión personal”. Y finalmente ninguna explicación satisface a nadie.


No pretendemos decir que la investigación en el sentido de la diversidad sexual no sea útil ni que no dé frutos, lo importante es reconocer que como dice la frase popular “cada cabeza es un mundo” debemos ser capaces de reconocer la diversidad humana antes de poder hablar de una diversidad sexual, debemos reconocer que hay personas para las que Dios existe y personas para las que no, son posturas aceptables, personas que beben y personas que no, algunos que sepan dibujar y otros que no, morenitos, flacos, altos, güeros, a cada cuerpo una mente, a cada mente un universo explicable solo para sí mismo. Mientras seamos lo que queremos ser y aquello no daña al vecino podemos respetar las opiniones del otro, sus elecciones y creencias.


Reconocer la inteligencia como una herramienta limitada y distorsionadora de una “realidad” que asumimos que existe es el primer paso hacia la aceptación del ser humano, de nosotros mismos y el de al lado. Será por el momento la mejor explicación que podremos darnos mutuamente.