martes, 29 de septiembre de 2009

Puertas de Cristal

Desde mi propia experiencia algunos de los momentos más difíciles para un homosexual es saberse incómodo para los demás... cuando es capaz de sentirse cómodo consigo mismo el pobrecito…

Sí, podemos decir que hemos ganado terreno en eso de la “aceptación, respeto y diversidad”. Sin embargo, al momento de intentar comportarnos “igual que los demás” sale el peine.

Me refiero a esos momentos en los que dejamos de ser el amigo, hijo, sobrino, etc. jotito para convertirnos en un ser humano sexuado y sexual, que besa a su pareja, que se abraza, que NECESITA de un contacto físico. Es entonces cuando toda esa “aceptación” desaparece, cuando las “mentes abiertas” parecen más bien tener puertas de cristal, entonces dejamos de ver lo simpáticos que son los jotitos que nos rodean y cobramos conciencia del significado de la palabra homosexual. Frases como “yo lo acepto pero no lo hagan enfrente de mi” “hay niños chiquitos” “Esas cosas se hacen en privado” salen a flote, claro, parecen tan aceptables esos argumentos, que muchas veces los creemos justos, hasta nos halaga pensar que nos rodea gente tan tolerante.

Ahora, no digo que no haya tanto bugas como gays que rompan con los límites de lo permitido, lo que me apantalla es que lo permitido para nosotros siempre es en privado. Para aquellos que se jactan de aceptar la diversidad creo que es una reflexión valida, incluso para los homosexuales también.

Cada quien sabe hasta donde comparte y muestra afecto, habemos personas más y menos expresivas, sin embargo creo que si nos vamos a atrever a hablar de igualdad, respeto, aceptación, etc. debemos entender al otro con todo lo que su propia humanidad implica.

“Hay momentos para todo”... estamos de acuerdo, pero el romance (o la calentura lo que el caso sea) no elige el mejor momento para existir, igual que nosotros. Puede ser que en la fila del banco, en la cola de las tortillas, en el salón de clases, en la oficina, o cualquier lugar se nos presente ese gran impulso de demostrar “algo” a “esa persona” y sí, podemos controlarlo, pero “¿en verdad es justo y necesario?” Pensemos en mirar a una pareja buga, las encontramos en todas partes, no parecen muy pudorosos en cuanto a “expresarse”, ¡reuniones familiares! Son la neta, podemos ver a las parejitas de nuestras familias y no quedar muy lejos de la idea de lo que van a hacer llegando a casa.

Aquí donde raya el límite de lo ideológico y lo moral solo queda hacernos la reflexión, ¿nos estamos dando nuestro lugar? Vivir en un mundo con intenciones de volverse ideal, seria pedirles a todos que lucharan activamente por conseguir los muchos derechos que aun no poseemos, vivir en un mundo con intenciones de mantenerse habitable es aceptarnos desde la medula como seres igualmente diferentes.

Exigimos en ocasiones una aceptación que nosotros mismos no sabemos darnos, por miedos y cuestionamientos sociales. Por mi parte digo, que todos vayan y chin%&$ a su mami xD... Besos!